Llegamos sobre las 7 de la tarde, y ahí estaba recibiéndonos desde lo más alto su castillo, el castillo de Marmionda, defendiendo Portezuelo y el Valle del Alagón desde tiempos de los visigodos.
En la puerta de la Iglesia de Santa María ya estaba preparada la enorme montaña de leña que pronto se convertiría en la hoguera de la “La Velá”. Como todavía era pronto nos dejamos guiar por el sonido de los cohetes que nos llevaron hasta la plaza del pueblo, donde los jóvenes y los mayordomos de los Santos ya habían empezado los festejos.
Acompañados por los vivas a sus Santos y a su pueblo, empezaron a llegar los portezueleños a la puerta de la iglesia donde, ahora sí, el montón de leña era una hoguera de dos metros, que daba luz y calor a la noche fría de invierno.
Se realizo una misa llena de emotividad, donde cantaron canciones a sus Santos, San Sebastián y San Fabián, mientras fuera todavía se podía escuchar el siseo y explosión de algunos cohetes, que esperaban a que terminara la ceremonia para dar comienzo a los fuegos artificiales.
Las luces y el color iluminaron la monocromática fachada del castillo de Portezuelo, que durante un rato fue el fondo del bonito espectáculo de fuegos artificiales que daban inicio a las fiestas que continuarían hasta la madrugada.
Al día siguiente, los cohetes y las escopetas volvían a recibirnos para indicarnos el inicio de la misa, donde, tras la noche de fiesta, iban llegando nuevamente los portezueleños. En una misa igual de emotiva que la de la noche anterior, los mayordomos realizaban las ofrendas a sus Santos, que ahora sí, se sacarían en procesión.
La salida de la iglesia era todo un espectáculo de cohetes, vivas y estruendos de escopetas, que van a acompañar la procesión de principio a fin.
Una procesión muy particular y especial, que lleva a San Sebastián y San Fabián casa por casa, dejando sus bendiciones y protección en estas.
Y es que, durante toda la procesión las casas permanecen abiertas, y a parte de recibir a sus Santos, convidan a los visitantes a dulces típicos y anís, sin qué en ningún momento falte la compañía de los vivas ni las salvas de escopeta.
En la segunda pasada por la plaza de Portezuelo, siendo una procesión de unas 5 horas, se leerá “la loa”, donde la camarera y algunos de sus seres queridos dedican unas palabras a sus Santos, en las que están presentes todos los portezueleños, palabras que finalizan con los vivas, cohetes y escopetas a los que a estas alturas ya estará acostumbrado el visitante.
Prosigue la procesión casa por casa hasta volver por última vez a la plaza, donde esta vez se subastarán “los pies de los Santos” para ver quién devuelve a San Sebastián y San Fabián a su lugar en la iglesia.
Pero el día no termina, Portezuelo sigue de fiesta, hasta que el cuerpo aguante.
Sin duda unas fiestas peculiares, pero con el encanto y sobre todo con la hospitalidad de todo un pueblo que se vuelca en que cada año su Santos Mártires sean mejores.
Si te han gustado Los Santso Martires y La Velá en Portezuelo no dudes en vistiar la galería y ver el vídeo.
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